Revista Jurídica Cajamarca

 
 

 

La inexistencia del mal

'Abdú'l-Bahá (*)

 


 

La verdadera explicación de este tema es muy difícil. Has de saber que los seres son de dos clases: materiales y espirituales, o sea, seres perceptibles a los sentidos y seres intelectuales.

Las cosas perceptibles son las que se perciben mediante los cinco sentidos exteriores; son los seres externos que llamamos perceptibles, como los que ve el ojo. Los seres intelectuales son los que no poseen una existencia exterior, sino que son concepciones de la mente. Por ejemplo, la mente misma es un entidad intelectual carente de existencia visible. Todas las características y cualidades humanas constituyen existencias intelectuales imperceptibles.

Brevemente, las realidades intelectuales, como las cualidades y perfecciones admirables del hombre, existen y son totalmente buenas. El mal es, simplemente, su no existencia. Así pues, la ignorancia es la falta de conocimiento; el error es la falta de guía; el olvido es la falta de memoria; la necedad es la falta de buen sentido. Todos estos vicios no tienen existencia real.

De igual manera, las realidades sensibles son absolutamente buenas, y el mal es debido a su no existencia, es decir, la ceguera es falta de visión, la sordera es falta de audición, la pobreza es falta de riqueza, la enfermedad es falta de salud, la muerte es falta de vida, y la debilidad es falta de fuerza.

No obstante, se plantea la duda sobre los escorpiones y las serpientes venenosos. Puesto que son seres vivientes ¿son buenos o malos? El escorpión y la serpiente son malos con respecto al hombre. Con respecto a sí mismos, no son malos. A decir verdad, su veneno es su arma, y su picadura el modo de defenderse. Como los componentes de su veneno no están de acuerdo con nuestros elementos corporales, es decir, como existe antagonismo entre diferentes elementos, de ahí el mal. Aún así, son buenos en cuanto tales.

En definitiva, es posible que una cosa en relación a otra sea mala y al mismo tiempo no serlo dentro de los límites de su ser. Queda demostrado, pues, que en la Creación el mal no existe. Todo lo que Dios creó lo hizo bien. La maldad es la nada, tal como la muerte es la ausencia de vida. El hombre muere cuando no recibe más vida. La oscuridad es la ausencia de luz; cuando no existe la luz, existe la oscuridad. La luz es una cosa existente, mas la oscuridad es una cosa no existente. La riqueza es una cosa existente, mas la pobreza es una cosa no existente.

De ahí se deduce que todo mal se reduce a la no existencia. El bien existe; el mal no existe.

 


 


(*) Filósofo persa (1844-1921). Autor de las obras "Filosofía Divina", "Fundamentos de Unidad Mundial", "Secreto de la Civilización Divina", "Respuestas a algunas preguntas", entre otras. El presente texto ha sido extraído de la obra "Contestación a unas Preguntas" editada por Laura Clifford Barney de Editorial BAHA’I. 4ta. Edición revisada. Buenos Aires, 1972.


 

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