Derecho y Cambio Social

LAS HUELLAS PSICOL�GICAS Y MOTIVACIONES DEL DELINCUENTE SEXUAL

Mar�a Laura Qui�ones Urquiza*


 

Luego de un ataque sexual, las v�ctimas experimentan traumas ps�quicos irreparables, entre otras emociones negativas, aparecen el miedo, el sentimiento de humillaci�n e incluso el terror. Pero �ste, no es siempre el prop�sito que alberga la mente del delincuente sexual, que utiliza la agresi�n sexual como modo de expresi�n de otro tipo de sentimientos ante frustraciones y/o est�mulos precursores estresantes. Quiz�s la adquisici�n de un patr�n de conducta sexual temprana y/o sexualizaci�n de conductas no sexuales, llevan a un sujeto a no poder adquirir diques inhibitorios entre otras cuestiones, como por ejemplo, el haber sintetizado el sexo y la violencia durante el tr�nsito adolescente, ambas cuestiones fundamentales a resolver en esta etapa a fin de  establecer relaciones adultas con el sexo opuesto y resignificar la sexualidad.

Estos antecedentes pueden constituir un modelo de relaci�n con los dem�s, a�n si el contacto social no presenta en principio un alcance negativo, mostrando una apariencia standard de �sujeto respetable� y adaptado socialmente, sorprendiendo a todos al momento de revelarse la identidad de un agresor que nunca aparent�, ni dio lugar a sospechas de tener tales apetencias, corri�ndosele as� lo que Harvey Cleckey llam� �la m�scara de la cordura�.

El rol de la v�ctima para el victimario es la de sujeto, objeto o medio para conseguir algo, en este caso, una satisfacci�n emocional. Para comprender esto, es necesario depurar las conductas correspondientes al modus operandi o m�todo para la ejecuci�n del delito, de aquellas conductas que desprendidas de la interacci�n v�ctima-victimario, solo son necesarias para cumplir la fantas�a del agresor, y que, por el principio de intercambio de Lockard, deja como impronta en la escena, el cuerpo o la psique de su victima.

La prolijidad en el modus operandi, es m�s efectiva en aquellos delincuentes que los perfiladores consideramos organizados, vale decir aquellos cuya conducta desviada provendr�a de una base psicop�tica y no de una base psic�tica o trastorno emocional grave.

El ejemplo de un agresor que ingresa a una vivienda y en ella encuentra a una mujer sola, ama de casa y le ordena que llame a su marido al trabajo y lo haga venir a la casa con urgencia. El marido preocupado, regresa a su vivienda, se encuentra con el delincuente que procede a atar al hombre de pies y manos boca abajo sobre el suelo del living, coloca una taza con agua hirviendo sobre su espalda y le comunica que va a violar a su mujer en la habitaci�n contigua, le indica que no se mueva, que no grite pues �l vendr� a controlar si se han derramado gotas de agua sobre su espalda y de encontrarlas, los matar�, luego materializa la amenaza mostr�ndole un arma de fuego que llev� consigo. Procede a acceder a la mujer en la habitaci�n una sola vez y luego se retira de la escena. Notamos que el modus operandi ha sido organizado, pues refleja un seguimiento previo de estudio del estilo de vida y horario de las v�ctimas, un m�todo de control con ataduras y uno de amenaza con un arma, pero la v�ctima real a quien el delincuente necesit� humillar no es la mujer, es el hombre, a �l fue a demostrarle su poder�o, a esto nos referimos cuando hablamos de huellas psicol�gicas y m�s a�n de motivaci�n principal que en este caso, no es sexual, si no m�s bien la accedida ha sido un medio para humillar al marido probablemente causado por la envidia. Otra de las conductas que sostienen este aspecto general de la firma, es decir la necesidad de afirmaci�n de poder, es la taza con agua hirviendo a modo de ritual caracter�stico del agresor y que fue repitiendo con cada una de sus v�ctimas durante el tiempo que permaneci� activo.  El dejar a los maridos en pa�os menores, no tuvo una connotaci�n sexual, si no m�s bien de modus operandi, ya esto le asegur� una hu�da r�pida y efectiva sin ser perseguido.

Caso diferente es cuando el agresor es violento y ata, retiene, insulta o lesiona a su v�ctima, estas son conductas que si bien algunas como el atar, retener est�n orientadas al control y son necesarias para cometer el delito, el insulto y la lesi�n vienen a demostrar que para el delincuente, la v�ctima cumple el rol de objeto, revelando una motivaci�n s�dica o en algunos para reafirmar el poder, quiz�s, este presente tambi�n en una de las variantes conocida como la ira por venganza, que a veces es desplazada hacia una v�ctima desconocida.

El insulto o la lesi�n son innecesarias para cometer el delito, pero pasan a ser el leitmotiv para el agresor, vale decir que sin ello, la agresi�n no tiene sentido para �l, ya que �sta es la satisfacci�n emocional que necesita obtener. El dualismo psique-soma no es producto de un pensamiento racional, si no que tiene un significado emocional, para muchas personas implica una suerte de lucha entre lo que sienten ser y perciben que su cuerpo refleja de ellos mismos y no les gusta, esto se observa en casos de variantes de automutilaci�n del s�ndrome de M�nchausen, Bulimia o Anorexia nerviosa, donde las lesiones autoprovocadas reflejan esta distorsi�n y no siempre rodean un borde. En el caso de agresores sexuales s�dicos que mutilan a sus v�ctimas, hay una disociaci�n entre �un otro� y el cuerpo que lo representa, tiene que ver con una proyecci�n de lo que su cuerpo es para ellos mismos, y se refleja en el modo que el cuerpo de la v�ctima es maltratado, proyectando as�, c�mo deber�a estar maltratado su propio cuerpo. No es raro encontrar mordeduras en la v�ctima cuando los violadores s�dicos o por ira se dejan llevar por el frenes� del momento, tampoco son extra�os los actos de piquerismo que marcan zonas simb�licas del territorio corporal llegando al homicidio o a secuelas cl�nicas de gravedad.

Si bien en ocasiones la motivaci�n es sexual e incluso violenta, no siempre tiene el color del sadismo, hace un par de a�os, escuch� en las noticias el caso de un agresor sexual que seduc�a a sus victimas por Chat durante un tiempo aproximado de 2 meses, luego se encontraba con ellas, les invitaba un caf�, all�, proced�a a doparlas haciendo una variante �soft� de anestesia previa de Brouardelle y las llevaba a un hotel alojamiento donde mord�a sus genitales hasta sangrarlos y se retiraba de la escena. Al volver en s� las v�ctimas no recordaban el episodio, no experimentaron dolor al momento de cometer del delito, si no cuando volvieron en s�. Es indiscutible que el agresor tuvo una motivaci�n sexual, pero no s�dica ya que para �l, no fue necesario escuchar gritos de dolor o s�plicas, vemos ac� como el modus operandi, nos revela que el agresor posee los conocimientos necesarios de farmacolog�a para poder dopar a sus v�ctimas con la dosis justa, tomarse el tiempo necesario y sin dejar secuelas cl�nicas neurol�gicas, salvo las anat�micas que le son necesarias a �l. Las 3 v�ctimas no tuvieron acceso carnal, pero para recrear su mundo favorito, el agresor necesitaba culminar su obra cumpliendo con la fantas�a de ver genitales femeninos sangrado, lo que presumiblemente, nos har�a pensar que padece hematofilia, al igual que Andreii Romanovich Chikhatilo. Se observa del mismo modo que cuenta con la habilidad suficiente para mimetizarse con el medio y premeditar el hecho. El seducir durante un par de meses a la v�ctima implica saber lo que esta necesita con empat�a utilitaria (Marietan), pero sobretodo mucha paciencia, revel�ndonos que no es una persona que pierde el control antes del hecho, posee una apariencia que inspira confianza y un Modus Operandi con la sofisticaci�n necesaria para conseguir desplazar voluntariamente a su v�ctima desde el punto de contacto, pasando por una escena intermedia (cafeter�a), finalizando en la escena primaria, es decir el hotel alojamiento donde ocurri� el hecho. Por la naturaleza sexual de su motivaci�n, no es raro que en este caso, el agresor se lleve un trofeo que les recuerde ese momento, como por ejemplo fotograf�as o una pertenencia de la v�ctima, por supuesto esto �ltimo sin fines de lucro, si no m�s bien como un acto de enganche netamente psicol�gico. Su per�odo de enfriamiento (Cool Off period) dada su avidez -tres v�ctimas en muy pocos meses- entre otras opciones, podr�a deberse a una sustituci�n paraf�lica.

Diferente es el caso de aquellos delincuentes que s�lo buscan una pseudo intimidad con la victima trat�ndolas como sujetos, vale decir que se disculpan, no las insultan, si no que tienen la fantas�a de que la v�ctima se enamorar� de ellos cuando los conozcan ��ntimamente�, esto se deriva de su motivaci�n principal, que en este caso es la de reforzar su autoconfianza . Otros agresores, poseen distorsiones cognitivas, vale decir que mientras m�s la v�ctima diga �no�, �l comprende que es �si�, muchos de ellos padecen trastornos graves de la personalidad, no siempre relacionados con la psicopat�a.

A veces se refleja que la v�ctima es elegida por oportunidad, pero cumpliendo con un criterio simb�lico que solo tiene sentido para el agresor y el perfilador. Este es el t�pico caso donde el agresor se lleva a modo de souvenir un objeto de su victima, por supuesto no con fines de lucro, si no m�s bien para rememorar el encuentro �rom�ntico� que tuvo con ella. Puede incluso, intentar justificarse o disculparse con posteriores intentos de comunicarse con ella o dar su verdadero nombre o apodo sin proteger su identidad, incluso contarle datos de su vida. No es extra�o que unos d�as despu�s, merodee el lugar del hecho conmemor�ndolo.  La conducta de estos agresores suele estar estimulada por pornograf�a con escenas pseudo-rom�nticas, padeciendo voyeurismo, es por ello que al intentar implicarse en un rol activo, no cuentan con la potencia necesaria para una erecci�n o eyaculaci�n porque su parafilia, en ocasiones, se lo imposibilita.

La Agresi�n sexual por venganza, se refleja mayormente cuando el ataque es s�bito y no planeado, el lenguaje es hostil y degradante hasta por dem�s, la fuerza f�sica es brutal y el ataque es m�s bien de corta duraci�n a diferencia de la motivaci�n s�dica que pretende alargar la modalidad de goce en este tipo de delito. La v�ctima si es desconocida, recibe un trato verbal sumamente violento y sucio porque en realidad, esta dirigido hacia otra persona a quien el delincuente no puede atacar, pero su necesidad psicol�gica le impele descargar y desplazar hacia la v�ctima. Estos delincuentes, al igual que los de motivaci�n s�dica, suelen poseer un alto coeficiente de alienaci�n y su prognosis no es favorable, vale decir, que no ser� un �nico ataque luego de su per�odo de enfriamiento emocional.

Veamos el caso de un delincuente que entra a robar durante la noche a un negocio cerrado, all�, encuentra a una de las empleadas y la accede carnalmente, su motivaci�n principal ha sido el lucro, el robo, pero la violaci�n en este caso puntual es de oportunidad y no un fin en s� misma, aunque la v�ctima experiment� el ultraje y todas las consecuencias psicol�gicas que esto trae.

Los agresores sexuales que act�an en grupo buscan la aserci�n de poder y la uni�n entre ellos, generalmente el l�der indica a la v�ctima, pero suele ocurrir que un miembro del grupo experimente empat�a hacia la v�ctima y en algunos casos es quien confiesa el hecho. Es una caracter�stica de la masa que sus miembros manifiesten un acrecentamiento del afecto y una inhibici�n del pensamiento, el grupo se retroalimenta y llegan a cometer actos osados con alto nivel de crueldad, probablemente, separados, sean menos ofensivos.

Bibliograf�a:
Freud, S. (1999) Psicolog�a de las Masas y An�lisis del Yo. Obras Completas Tomo XVIII. 
Argentina, Amorrortu Editores.

Ressler, R. y Shachtman, T. (2005) Asesinos en Serie. Espa�a, Editorial Ariel, Centro Reina Sof�a para el Estudio de la Violencia

Michaud, S. y  Hazelwood, R.  (1998) The Evil that Men Do. Estados Unidos St. Martin�s Paperbacks

Mariet�n, H., (2009) Curso sobre Psicopat�a. Buenos Aires Editorial Anank�.

Canter D. y Youngs, D. (2005) Introducing Investigative Psychology. Reino Unido, Psychology and Law Cap�tulo 11.

Kepel, R. D. y Birnes, W.J. (1997) Signature Killers: Interpreting the calling cards of Serial Murderers. Nueva York Pocket Books.

 



* Diplomando en Criminolog�a por la Universidad de la Polic�a Federal Argentina.
Especializaci�n en T�cnica del Perfil Criminol�gico para la Investigaci�n y Gesti�n de Agresores en Serie (Universidad Cat�lica de Valencia- Espa�a)
 

E-mail: [email protected]


 

 

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