Revista Jurídica Cajamarca

 
 

 

El Tercer Mundo en la antesala de un nuevo milenio

Julio Javier Nacarino Carrión (*)


 

Debo reiterar mi preocupación que pude advertir a mi llegada, a ésta hospitalaria tierra española, tan distante y a la vez tan entrañablemente nuestra históricamente. Me refiero a la constatación sociopolítica de que el concepto de “Tercer Mundo”, predominante en la década del sesenta, ha quedado como un simple epígrafe totalmente desfasado por la dialéctica propia que se ha venido gestando dentro de nuestra sociedad. Aún más, tenemos la sensación que aquí, en Europa, sólo existen dos realidades incuestionables: países que conforman el entorno de las “potencias” informáticas y cibernéticas, y países que están fuera de dicho entorno o, en el mejor de los casos, países arrendatarios del correo electrónico.

Pero, entonces ¿por qué el título de esta conferencia? Pues, sencillamente, porque aún queremos destacar que la vigencia de América (que no sólo lo constituyen Canadá y los Estados Unidos ,como así se ha acuñado –erróneamente- en la idiosincrasia del poblador común y corriente de la Comunidad Europea) es aún, parte de una realidad contemporánea integrante del  grueso de la población más extensa del Mundo, conjuntamente con  el Caribe, Africa ,Asia (con excepción del Japón)y Oceanía.

 Con esta brevísima premisa, cabría formularnos la siguiente interrogante: ¿Cuáles son, en la víspera de un nuevo milenio, las notas más estridentes y predominantes que caracterizan a “nuestro Mundo” ?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Estados Unidos de Norteamérica siguen siendo los dominantes , como ningún otro país lo había hecho en el transcurso de la historia de la humanidad. Ellos ejercen supremacía aplastante en las  llamadas “cinco esferas del poder” : política, economía, militar, tecnológica y cultural. Pero, en esta nueva concepción de nuestra realidad, la vitrina del poder nos puede resultar engañoso. Prueba de ello es que,  hoy en día, los “medios” se han consolidado  como un actor estratégico de primer orden. Para el caso, de este análisis, vale traer a colación las expresiones de doña Madeleine Albright, Secretaria de Estado estadounidense, al afirmar que “...la cadena CNN es el décimo sexto miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas...?

 Otra constatación :el ejercicio de la superpotencia, en la llamada “edad del neoliberalismo”,no garantiza -de ninguna forma- a todos los hombres un nivel mínimo satisfactorio de desarrollo humano. En el seno del mismo país dominante, los Estados Unidos, las estadísticas nos informan de la existencia de 30  millones de personas cuya esperanza de vida es de menos de 60 años; 40 millones sin cobertura médica; 45 millones viviendo por debajo del umbral de la pobreza; y 50 millones de analfabetos.

 Pero, también aquí ,en la opulenta Unión Europea, y en el momento histórico que registra el nacimiento del “euro”, hay 50 millones de pobres y 17 millones de desempleados.

Podríamos  afirmar  entonces   que , a escala mundial , la pobreza es la regla  y  la holgura la excepción.  Las  desigualdades  siguen  siendo -con mayor relevancia en nuestro tiempo-una  de las  más  alarmantes  características estructurales de toda la humanidad. Constatamos pavorosamente que éstas (las desigualdades) se agudizan y agravan, alejando cada vez más a los ricos de los pobres.

Las 225 fortunas más grandes del mundo representan un total de más de 1,000 millares de dólares, es decir el equivalente al ingreso anual del 47 %  de los más pobres de la población mundial (de dos mil quinientos millones de personas ).

En nuestros días constatamos que existen individuos más ricos que algunos Estados: el patrimonio de las 15 personas más afortunadas supera el PIB total del conjunto del Africa subsahariana.

Desde principios de este último siglo que concluye, con el segundo milenio de la humanidad, el número de Estados se ha venido incrementando, pasando de una cuarentena a casi doscientos. Pero, aún así, constatamos que el mundo continúa dominado y a merced de los mismos siete u ocho Estados que lo dirigían a fines del siglo XIX.

Entre las decenas de países que nacieron, como consecuencia del desmantelamiento de los tres imperios coloniales, sólo tres (Corea del Sur, Singapur y Taiwán ) han alcanzado niveles de desarrollo más o menos satisfactorio. Los demás, siguen todavía empantanados en un subdesarrollo crónico.

Les será tan difícil salir de éste, pues las materias primas, de las cuales depende principalmente su economía, caen  en sus precios de manera inevitable. Numerosos productos, denominados “de base”, (metales, fibras, mercancías ) están siendo menos utilizados o reemplazados por productos de síntesis. Por ejemplo, en Japón ,comparado con la década del setenta, cada unidad de la producción industrial ha disminuido un 40% en el consumo de materias primas.

Hoy en día, en los albores de un nuevo milenio, constatamos que la nueva riqueza de las naciones se basa en la materia gris de sus habitantes: En el saber, en la investigación, en la capacidad de innovar y ya no en la producción de materias primas.

Es tan evidente esta constatación que, incluso, se puede afirmar que, en este sentido, los tres factores tradicionales del poderío (extensión del territorio, importancia demográfica, riqueza de materias primas ) han dejado de representar ventajas para convertirse en pesados lastres de la era postindustrial.

Los Estados demasiado extendidos, demasiado poblados y muy ricos en materias primas (India, China, Brasil, Nigeria, Indonesia, Paquistán, México, Rusia) figuran paradójicamente entre los más pobres del planeta. La excepción, que enmascara la norma, lo constituyen los Estados Unidos. 

Constatamos que el “Tercer Mundo”, como entidad política, ha dejado de existir. Todo ello refleja la crisis del Estado-Nación y de la política, en  momentos en que la segunda revolución capitalista  (la mundialización de la economía y las mutaciones tecnológicas) conmocionan todo y se multiplican, debido a las fusiones y al surgimiento de empresas gigantescas, cuyo peso supera en ocasiones al de los Estados. Las ganancias de la General Motors, por ejemplo, superan el PIB de Dinamarca ; las de  Exxon-Mobil superan al PIB de Austria. Cada una de las 100  principales empresas globales vende más de lo que exporta cada uno de los 120 países más pobres del planeta. Estas firmas controlan el 70% del comercio mundial.

 Constatamos pues, que los dirigentes de esas empresas y los de los grandes grupos financieros ostentan la realidad del poder y, a través de sus poderosos lobbies, ponen todo su peso sobre la decisiones políticas de los Estados. Ellos son los que confiscan la democracia para su provecho y particular beneficio.

Frente a ellos, los contrapoderes tradicionales(partidos, sindicatos, prensa libre, etc.) son pocos operativos, aún cuando resultan siendo los medios o alternancias todavía  necesarios.

I los ciudadanos de este mundo globalizado nos preguntamos ¿qué iniciativas audaces podríamos restablecer, para el próximo siglo y el tercer milenio, si sólo disponemos del control social frente al contrato privado?


 


(*) El Profesor Julio Javier Nacarino Carrión, en su calidad de becario –por segundo año consecutivo- del Gobierno Español, por intermedio de la  Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), durante el período comprendido desde Enero a Junio del presente año, tuvo a cargo esta conferencia en la universidad de Santiago de Compostela, ESPAÑA, dentro del Seminario realizado por la facultad de Ciencias Políticas de dicha Universidad, denominado:  “EUROPA MUNDI: Construcción de Europa, Democracia e Globalización”.

La disertación la hizo a nombre de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Cajamarca, de la cual es docente a dedicación exclusiva.


 

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